La Charm-ificación de todo

Los charms ya no son solo para Crocs. En 2025, la tendencia de charm-ificación ha explotado, convirtiendo bolsos, botellas de agua, lip balms e incluso zapatillas en lienzos de autoexpresión. Y las marcas más ágiles lo están aprovechando no solo como accesorio, sino como estrategia de marketing experiencial, coleccionable y emocional.
En medio de una era marcada por la ansiedad, la inflación y la hiperconexión, Gen Z está eligiendo lo mini, lo personal y lo visible como forma de reconectar consigo misma. Y los charms son la forma perfecta de hacerlo.
Labubus: el charm que desató el furor
Todo empezó con Labubu. Estas criaturas medio monstruo, medio kawaii, producidas por la marca china Pop Mart, se volvieron el charm de culto del momento. Con orejas peludas y sonrisas afiladas, colgando de bolsos o mochilas, se viralizaron en TikTok (#Labubu acumula más de 2.2 millones de publicaciones).
Celebridades como Kim Kardashian y Lisa (BLACKPINK) publicaron sus colecciones. Marcas como United Airlines, e.l.f. y Olive Garden se sumaron al trend. Y lo más importante: se convirtió en un vehículo emocional de identidad compartida. Labubu no es solo un juguete: es una bandera visual que dice “yo también estoy en esto”.
Pinterest reportó un aumento del 174% en búsquedas de “bag charms” en primavera 2025. Y marcas de moda como Urban Outfitters y Anthropologie ya tienen displays dedicados exclusivamente a charms.
El efecto Tatcha: cómo un charm puede disparar ventas
La marca japonesa de skincare Tatcha fue una de las primeras en capitalizar el fenómeno de forma estratégica. Lanzaron el Dewy Milk Moisturizer junto a Jiyū Chan, un charm peluche de su nueva mascota. ¿Resultado?
Su contenido en redes se convirtió en el más exitoso de su historia.
En su pop-up en Nueva York, la gente hizo fila solo para conseguir el charm.
Cuando lo ofrecieron como regalo online por compras mayores a $100, se agotó en tres días.
Todo esto ocurrió mientras la marca intentaba captar un público más joven. Y con un charm lograron engagement, deseo, viralidad y conversión. Sin necesidad de campaña de TV ni influencers A-list.
El bolso como canvas emocional
Más allá de la estética, los charms están tocando un nervio emocional. Como explica Alexandra Mathieu de Open Influence:
“Los charms son declaraciones portables de personalidad. Son una respuesta pasiva al sentimiento de soledad.”
Para una generación que vive en constante sobreexposición, pero a la vez lucha contra la desconexión, los accesorios se han convertido en anclajes de identidad. Pequeños símbolos que comunican pertenencia, sin necesidad de hablar.
Durante Pride Month, e.l.f. mostró su colección de charms y productos colgando juntos en un carabiner en TikTok. No se trataba solo de vender: se trataba de mostrar comunidad.

Lip balms, botellas y sneakers: charm-ificar todo
La charm-ificación no se limita a bolsos. Marcas de belleza como Cocokind y eos han rediseñado sus empaques para que se les puedan colgar charms. Eos incluso alentó a su comunidad a perforar sus lip balms para convertirlos en accesorios.
En Cannes Lions y eventos como ZCon, instalaron estaciones de “lip balm charm customization”.
Crocs ya había pavimentado este camino con sus Jibbitz. Ahora se unieron a Touchland para crear un hand sanitizer con ranuras para charms.
Y marcas como Rare Beauty ya están creando micro-bolsitas para vestir a Labubus, generando una segunda capa de personalización sobre el charm.
La botella Owala también se unió al juego con su colección “Charmed to Meet You”, que incluye un mini charm para el asa.
¿Por qué está funcionando esta tendencia?
Porque combina seis cosas que Gen Z busca en una marca:
- Micro-lujo asequible
- Identidad visible
- Colectabilidad
- Contenido viral listo para subir
- Elemento de juego (gamificación)
- Sentido de pertenencia comunitaria
Además, según YPulse, el 57% de Gen Z compró un juguete o juego para sí mismos en 2024. La tendencia no es estética: es cultural.
Los charms no son una moda pasajera. Son un nuevo lenguaje visual para una generación que traduce emociones en objetos pequeños, cute y significativos.
Las marcas que están triunfando en 2025 no son las más grandes ni las más ruidosas. Son las más clever. Y la tendencia de los charms es prueba de ello: una microestrategia que ha generado resultados macro.
Desde Tatcha hasta Urban Outfitters, pasando por eos y Rare Beauty, el charm-verse ha nacido.
Por: MOKA