Entre el 50 – 75% de los pacientes con falla cardiaca con fracción de eyección preservada fallecen 5 años después de su diagnóstico
- La falla cardiaca con fracción de eyección preservada es frecuente en la población y su abordaje es complejo, afectando entre 36 y 50 de cada 100 pacientes con un diagnóstico de falla cardiaca. [i]
La falla cardiaca puede ser reducida o preservada, la primera ocurre cuando el porcentaje de sangre que sale del corazón es menor al 40% y la segunda cuando la cifra supera el 40%. Se estima que entre 36 y 50 de cada 100 pacientes con un diagnóstico de falla cardiaca (64.3 millones)[ii] la tienen del tipo preservada, es decir entre 23 y 32 millones de personas globalmente.2 Esta patología, se ha ligado a otras condiciones médicas como la obesidad, hipertensión arterial, a los latidos irregulares rápidos del corazón como la fibrilación auricular, y a la cardiopatía isquémica.[iii]
Estas condiciones o comorbilidades asociadas se relacionan de manera directa a un mal pronóstico de la enfermedad, amenazando la vida de quienes la padecen pues alrededor de un 75% de estas personas no son diagnosticados hasta después de una hospitalización imprevista[iv],[v], donde entre un 50 a 75% de los pacientes fallecen 5 años después de su diagnóstico.1 Sin embargo, a pesar de esos números alarmantes, existe una falta de urgencia para un identificación oportuna y temprana de la enfermedad, así como la necesidad de un tratamiento adecuado en todo el espectro de la falla cardiaca (FC).
“Es momento de repensar el manejo y abordaje que se le da a estos pacientes. Es relevante que nuestros sistemas de salud cuenten con un equipo multidisciplinario desde la atención primaria, y especialistas que ayuden a identificar los síntomas predominantes y detonantes en la enfermedad. El paciente debe pasar por una evaluación previa, exámenes de laboratorio especializados, y pruebas funcionales en caso de incertidumbre, para finalmente proceder a identificar la causa u origen de la enfermedad, lo que puede incluir imágenes especiales”, explicó el Dr. Andrés Rojas, director Médico de AstraZeneca para Centroamérica y el Caribe.
Los pacientes con falla cardiaca con fracción de eyección preservada han estado por mucho tiempo sin una terapia, lo que no les ha daba la opción de contar con un tratamiento para reducir la mortalidad y síntomas de la enfermedad. La mayoría de los medicamentos disponibles para estos pacientes son diuréticos (medicamentos que ayudan a eliminar el sodio y el agua por la orina), los cuales podrían ayudar a controlar los síntomas, pero no a reducir el riesgo de mortalidad o la sobrevida en los pacientes. Es aquí donde los inhibidores SGLT-2, juegan un papel fundamental pues son medicamentos que originalmente se han utilizado para el tratamiento de la diabetes mellitus y actualmente cuentan con otras indicaciones complementarias, como el tratamiento de la falla cardiaca con fracción de eyección preservada, presentando un gran avance para los pacientes.
“En conmemoración del Día Mundial de la Falla Cardiaca, nos complace saber que podemos brindarle nuevas oportunidades a los médicos y los pacientes en el abordaje integral que ellos necesitan. El principal hallazgo de la investigación representa un gran avance en el manejo de esta enfermedad, al darles una mejor calidad de vida a las personas con esta patología, reduciendo los eventos y brindando beneficios consistentes en todos los espectros de la enfermedad,” concluyó Rojas.
[i] Rev. Med. vol.28 no.2 Bogotá July/Dec. 2020 Epub June 04, 2021. https://doi.org/10.18359/rmed.4854.
[ii] Epidemiología y diagnóstico de la insuficiencia cardíaca. (2022, junio). Science Direct. Recuperado 6 de mayo de 2024, de https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1134207222001359
[iii] Falla cardiaca con fracción de eyección preservada: generalidades y aproximación en el perioperatorio*. (2021, 4 junio). Scielo. Recuperado 29 de abril de 2024, de http://www.scielo.org.co/pdf/med/v28n2/1909-7700-med-28-02-49.pdf.
[iv] Bottle A, et al. Heart 2018;104:600–605.
[v] Lawson C, et al. Lancet Public Health 2019;4:e406–e420. Article and supplementary appendix.